Hoy es un día para la esperanza y la ilusión y el orgullo de la Región. Un día centrado -sobre todo- en las personas, en todas las extremeñas y extremeños que, junto a los galardonados con la Medalla de Extremadura, somos los verdaderos protagonistas de esta jornada.
Deseo, antes que nada, felicitar y agradecer a los galardonados con la Medalla de Extremadura su compromiso con esta tierra, su dedicación, talento y esfuerzo, justamente reconocido.
Hoy reconocemos la contribución de sus trayectorias al desarrollo de esta tierra. Nos alegramos de sus ejemplares comportamientos de la generosidad y solidaridad que les han hecho acreedores de los máximas galardones que concede nuestra Comunidad Autónoma.
El día de hoy no puede, ni debe quedar solo como una aislada jornada anual de entendimiento y espíritu de concordia entre los grupos parlamentarios que forman esta Cámara y representan la voluntad política de los extremeños.
No podemos olvidar que esa voluntad ha sido, además, expresada durante el último año dos veces por las urnas y, por dos veces, ha mostrado un mismo reflejo fiel. Precisamente, en línea con la que llevó a conformar esta Asamblea de Extremadura sin otorgar mayorías absolutas.
Señorías, permítanme una referencia al Estatuto de Autonomía. ‘No nos ata el pasado, ni le debemos sumisión, es solo el variado mosaico de nuestra realidad’, podría decirse parafraseando una de las más bellas frases del Preámbulo de nuestro Estatuto de Autonomía. Y es que los tiempos están cambiando.
Por eso, hoy es un día para reflexionar lo que nos han dicho y dicen los extremeños, un día para mirar cómo somos y sobre lo que queremos ser. También, es un día para pensar sobre lo que los ciudadanos esperan de nosotros a la hora de ejercer la representación de la voluntad política en un nuevo y ampliado escenario.
Tenemos la obligación de dialogar y buscar el entendimiento que esperan los extremeños para poder dar la estabilidad que la sociedad necesita, para dar respuesta a los retos que tiene planteados Extremadura. No podemos renunciar a ser útiles a la vida de los ciudadanos, a resolver sus problemas porque todos tienen el derecho a que sus proyectos de vida puedan ser una realidad más que un sueño frustrado.
Se trata, en definitiva de hacer posible, cada día más, el deseo de ser un pueblo de ciudadanos libres e iguales. Para hacer realidad, como señala nuestro Estatuto, nuestra identidad como pueblo, plenamente compatible con la unidad sin cuestionamientos de una España a la que queremos y a la que pertenecemos. Porque el objetivo es seguir avanzando en el horizonte común de una España solidaria, encaminada a superar los atavismos de las fronteras y que busca la igualdad en los que los valores superiores de convivencia, paz, justicia y libertad
Nuestro Estatuto de Autonomía, del año 1983, forma parte de la cronología de la generación millennial. Los jóvenes extremeños nacieron y crecieron con él, lo estudiaron en la escuela y, por suerte, no han conocido otra Extremadura que no fuera la Autonómica.
Los millennials han tenido que adaptarse, y siguen haciéndolo, a los profundos cambios que ha traído la sociedad de la tecnología a la vida de todos. Tanto los que han tenido que buscar un futuro mejor fuera de Extremadura como a los que esperan acceder a su primer empleo.
Nuestro Estatuto de Autonomía también se ha ido adaptando, en sus tres décadas de vida, con las reformas aprobadas. Pero en una sociedad en constante evolución no hay que tener miedo a los cambios.
La reforma del Estatuto de Autonomía debe ser un reto a abordar en esta legislatura, siempre desde el necesario entendimiento y el más amplio espíritu de consenso. Desde aquí lanzo estas propuestas para el debate y la adaptación a los nuevos tiempos políticos:
-.El cambio de circunscripciones electorales para que los votos valgan lo mismo en Cáceres o en Badajoz.
-.Bajar el umbral de la representación electoral del 5% al 3%, sin reducir el número de diputados de la Cámara para no favorecer un bipartidismo que los ciudadanos insisten en rechazar en los últimos procesos electorales.
Sobre nuestra identidad y fortaleza, nuestro tesón y sentimiento hacia nuestra tierra, sobre la capacidad de trabajo e iniciativa como extremeños hablan por sí solos los galardonados con la Medalla de Extremadura de este año. No olvidemos esos valores.
Ahora es necesario que el futuro y los desafíos por conseguir una Extremadura mejor para todos no nos desanimen. Ese debe ser uno de nuestros grandes retos compartidos para los próximos años.
Somos personas y a las personas nos debemos. No podemos olvidarlo. Tampoco podemos hacerlo de que aquí no estamos en funciones. Como los parados extremeños, que tampoco están en funciones. Ni la dependencia, o la discapacidad, que no están en funciones.
Tampoco están en funciones las personas sin recursos o los emprendedores, ni el campo, ni las carreteras, ni el tren extremeño -tan necesario para el desarrollo de nuestra comunidad- está en funciones. Extremadura no está en funciones.
Por eso, hay que decir al Gobierno de España, señor presidente de la Junta de Extremadura, que Extremadura no está en funciones, ni puede permitirse estar en funciones. Hay que decirle al Gobierno Central que hay que cumplir con el 1% de inversión del PIB y con otras tantas cuestiones pendientes derivadas de esta situación de interinidad de un país con un Gobierno en funciones que, en nada beneficia a Extremadura.